El Naufrago.



El único sobreviviente de un naufragio llegó a una desabitada isla.



Pidió fervientemente a Dios ser rescatado y cada día divisaba el horizonte en busca de una ayuda que no llegaba.


Cansado optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y guardar sus pocas pertenencias.


Entonces un día, tras merodear por la isla, en busca de alimento regresó a la cabaña para encontrarla envuelta en llamas con una gran columna de humo levantándose hacia el cielo.



Lo peor había ocurrido; lo había perdido todo y se encontraba en un estado de desesperación y rabia.



-¡Oh Dios!, ¿cómo puedes hacerme esto?, -se lamentaba.



Sin embargo al amanecer del día siguiente se despertó con el sonido de un barco que se acercaba a la isla.


Habían venido a salvarlo.



-¿Cómo supieron que estaba aquí?, -preguntó el cansado hombre a sus salvadores.



-Vimos su señal de humo, -contestaron ellos.



Es muy fácil descorazonarse cuando las cosas marchan mal. Recuerda que cuando tu cabaña se vuelva humo, puede ser la señal de que la ayuda está en camino.



1 comentario:

J y F dijo...

Me ha gustado el cuento, vaya que si, te lo cojo prestado para mi blog (si no te importa, claro). Graciaaaaaas!